Una Historia Zen
Un samurái venía transitando un camino, cuando de pronto se encontró con un monje sentado, meditando a la mitad del camino. El Samurai se detuvo y le dijo al Monje: -“Ilustre Maestro, dígame ¿cómo son el cielo y el infierno?” El Monje permaneció inmóvil, sin contestar y sin siquiera abrir los ojos. El Samurai, encontrando esto extremadamente ofensivo, desenvainó su espada furioso, y la alzó dispuesto a cortar la cabeza de aquél Monje irrespetuoso. En ese preciso instante, el Monje abrió los ojos y le dijo al Samurai –“Ese es el infierno”. En ese momento el Samurai comprendió lo que estaba haciendo el Monje, había arriesgado su vida para darle una enseñanza, así que se llenó de compasión, y se postró de rodillas con humildad ante el monje, disculpándose. En ese preciso momento, el Monje le dijo: -“Ese es el cielo”…